Trabo los
versos más lentos,
toda la
fascinación
casi a quemarropa.
¡No respires
siquiera criatura esencial!
¡Tan tóxico el
hechizo que despiertas!
Un temblor
subterráneo sumado,
el más lleno de
hondura.
Desgrano afanosa
y grave
la concavidad de la tierra
No respires no
sea que no resista tu aliento,
inaudible,
entre verso y verso.
Agua cultivada
bajo un laurel y un olivo.
No respires
siquiera, hombre o salvaje,
aunque no alcances a existir,
silencio,
corazón, camino.
¿Verte?
Nada sobre el
futuro cargado de coraje
o sólo
deslavazados signos.
Nada, ni cercana
rosa inflamada de azahar,
ni siquiera el
más amargo cenagal.
No respires
siquiera,
esencia.
Déjate entregado por la fibra
Nuestra quimera
me convierte en cíclope
Ellos forjaron
rayos testarudos
artesanos construyeron la
fertilidad de la tierra.
Yo, casi ciega,
solo te extraño
No respires
siquiera universo cifrado.
No respires
siquiera, laberinto,
no sea que
alguien escuche.
Combato el
miedo mientras
aguardo
imbécil,
un territorio común.
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