Como si los pájaros fueran campanas
la paz ha llegado a pecho abierto,
también en una copa, redonda y almohada.
también en una copa, redonda y almohada.
Entonces la otra paz, el lugar para multiplicar ordenado deleite
los
imposibles días de la conciencia y el alba
se
agotan definitivamente en nido sonoro
coronas
de alimento.
De
mis guirnaldas violeta, cumplido camino.
Y
se volvía mudo regazo sobre blandos lechos esta noche de octubre
un
horizonte mojado.
Escrita
sobre solemnes pasos de lengua y fruta.
Observo
extranjera, su frenético vaivén sobre el espejo de la habitación 106.
Reclamaba
un oído o axila, abismos de fuego.
El
muelle, la hierba, la arcilla descansan
como dos alas de musgo rotundo.
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