martes, 19 de julio de 2011

As-sumut VI


Qué distinto proceso, qué distinto camino
nos acercó a ese primer café.
Un café que ahora figura lejano, imaginario.

La esperanza y el desasosiego.
La certeza quebrada, que siembra mi nombre en la arena de Tánger,
 y esconde, sabiendo que no entiendo:

“aini asertuki habibachi”

Tan hermoso y perfumado este embalaje,
de bruñidos zapatos, que te envuelve.
Mi animal bello. ¡Tan hermosa criatura!
Y tu boca cincelada, carnal, pulpa tierna.
Cómo no besarla, cómo no besarte.

Ya son las cinco de la tarde.
Un rayo atraviesa el dosel grana, sobre mi puerta,
un mudo quebranto de cisterna se derrama.
Desaparece la incertidumbre, se inclina la balanza.
Ya no hay duda:
Tú, sí eres ese tú esperado.