jueves, 30 de diciembre de 2010

II Cartografía de invierno: Nueva lista invisible


Cartografía
Nueva lista invisible:
1er movimiento Ad líbitum:
- Lívida la luz dudosa de la noche se incrusta entre mis cosas.
- Una impresión brusca se abre escuálida y marchita.
- Se yergue judicial, esta sospecha extrañamente opaca,
- Un súbito pánico de somnolencia que desplaza el sosiego.
- Una inconfundible pantalla de delirio.
- El brillo del espanto socavando mi abdomen.
Yo otra vez letargo
y yo otra vez
pálida y sombra
otra vez yo, y sólo yo
frente al espejo
masticando colmillos, densos puñales, y hambre
desalmada, caníbal compañera.

2º movimiento grave:
- Otra vez sólo la intención de infringirme daño.
- Temo volver a encontrarme frente al cristal.
- Necesito la voz que hubiese acompañado.
   (No, todavía no)
- Disimular tanto desaliento.
Trabazón y desarraigo
- Todo está extrañamente engrasado.
- Copa, vagina, saliva.
- Necesito ganar tiempo.

3er movimiento scherzo:
Nunca te das cuenta.
Dentro de poco te convertirás en escabullido.
- La noche sigue leal a mi lado.
- Perdura en ella un gusto generosamente amargo,
mezcla de perfume hostil y cotidiano que contamina el aire.

4º movimiento Adagio en forma rondó:
Nunca te das cuenta.

Sigo trazando mapas, poemas de invierno,
máquinas moleculares.
Empapada esta égida de leche agria.
Mientras contemplo la forzada luz,
sucia de amanecer, abriendo caminos.
Nunca te das cuenta.

Aparco en lugares llenos de barro.
Cajitas de juguetes rotos, reservados.
Esta ilusoria, minusválida identidad,
permanecen en el cuerpo,
al compás de un injusto sentimiento de desazón.
Daguerrotipos, cartografía del desamor.
Nunca te das cuenta.

Vomito y vuelvo al trabajo.




martes, 28 de diciembre de 2010

CARTOGRAFÍA DE INVIERNO

4 rosas en la tierra de los pájaros

I
De la certeza del vacío hay mil signos.
Qué te voy a decir que tú no sientas…
                                          que tú no sepas…
Su ambigua presencia se muestra terca
                                          como un espejo de barro.
Rotura lentamente un dibujo efímero,
                                         cargado de dolor.
Mastica los besos.
Consume sin piedad todo lo hermoso que hay en mí.

II
Ahora ven, bésame
Vamos a beber cuatro rosas sobre este agrio laberinto de luto.
Ven,
       así,
             como estás ahora…
envuelto en humo
                envuelto en lodo.

III
Te enseñaré el azul cobalto
que se esconde detrás del invierno,
detrás de los besos, la destrucción y el deseo
Mientras tu voz, tu hermosa voz,
teje el aire húmedo de esta noche
y me acaricia tan dulcemente
como me hace falta.



lunes, 27 de diciembre de 2010

MIMBRE

He perdido el sereno afán de amarte
en parte que yo inventé sin tu consentimiento.
De pronto desaparece todo.
Libros, brazos, azul cielo, alas postizas…
Desaparece la música del arado
Desaparece la sombra de agua
que dibujaba nuestro almendro
que hendida como una mirada íntima
tocaba mí sangre de pez.
No tengo era, ni mies que aventar
ni raíz.

Si me miras un instante desde tu gélida entraña
rozándola apenas, transparente de auroras
que me envuelven como si yo sólo fuera eso
escamas  de papel.
Si me miras
con aquella seguridad de tus ojos trémulos de pájaros
incapaces de embellecerme entonces
Sentirás el dolor con el que tu ausencia me doma

Tú el que daba a mis ojos
la levedad de rocío con aquel signo
Cernida suavemente en tus labios,
en el húmedo y estancado aire que arabas
Pasear por tu pecho florecido de piedades
inmersa en tu costal,
ganada con mi sangre desprovista de cielo
y con mi corazón fácil de deshacer, mejor
de atravesar.
¡Criatura de mimbre!
En verdad no puedo decir
digna de posarme en la luna…
Nada,…cosas mías, verdaderamente mías
Que ¡ay! Nadie posee ahora

He perdido, ante delicadísimos vuelos
imposibles de  negro y blanco
balandros de frágil pluma
en los que se acuna esta tarde de verano
Después más erguida que las hábiles flores 
Zurcidora de  tierras o papeles
Hacedora de ángeles flacos y cielos firmes.

De todo cuando poseí serenamente entre mis dedos
Capaz de transmutar o dispuesta a hacerlo en luz.
De nada vale conservar la amargura del desalojo

No estás. Al perderte, en ti desaparece la tierra
Y otra vez vuelvo a mis huesos faltos de sal
Invernaderos de neón me aguardan



domingo, 26 de diciembre de 2010

sueño

Sueño con un beso que fuera todo él,

Nada…es verdad, no puedo decir luna… Amor, amor, amor
Acepto este silencio, una vez más luz, desnudez, cosmos
Y soy verde delicado como el dolor que me atraviesa

Río y lloro por los dos, todo es dentro, colmillos
Pasean tus manos. No son espacio. Me olvido de mí.
El aire que entra en mis pulmones, viento como  dardos
Todo carece en su centro sin música,
Siempre esa música que suena en el fondo
Todo sin hoja, pájaro sin daño
Todo pertenece a otro lugar primero, embriagado celeste, marítimo

Cosas mías, verdaderamente mías
Lo que cambia, lo que tengo, lo que vivo
Corro, escribo nada, y bailo canto matemático en luz
Acepto tu ausencia, pero no renuncio a olvidarte
Digna de abrigarme desde el mar, con tus brazos

Tú, como yo, sólo con lo que es
Tú al otro lado del teléfono cada noche.
El que me llamaba igual que flores sin nada
Todo fuego, todo sueño y luz, el músico ¡Rosa y rosal!
Flores sombra, todo soles nido, piedras garfios y lunas, lunas
Lentas estrellas como barrancos, como nubes, como cuerpos a dentelladas
Engullidos en el todo, en lo que no  cesa, el cenit
Cuerpos como la muerte en la calle
En el sí, de la magia, dulce de tierra,
Quisiera verte, abrazarte, tan lejano y distinto
Otro yo mudo, entre todos ellos lo sabe

Qué sustancia de  luz es no tener
Este amor transporta esencia  de paredes y puertas de cobre
Sonámbula de voz y vacío, pena en tu ausencia
Quiero besarte impar y desierto
Sueño con el amanecer donde estás tú, solos indivisibles

jueves, 23 de diciembre de 2010

 PENSAR Y CADA GOTA SE MARCHITA
Essaouira  foto: Natacha vicente


















Hay un recipiente en la mirada, denso
espejo que petrifica lo que alcanza
Pensar y cada gota se marchita
Juntos surcamos el cielo que se quema
…y después  más de 40. 000 muertos
inmersos en el mar, abrasados por el agua
derrotados por el pecho, infatigables
Ni una gota... producirá una perla

Siente su danza, rozándonos la piel
La lengua un asta, su mirada sin límite

Una batalla, que llorar eternamente,
una batalla: el fuego hasta el mismo borde del agua.
Todo nuestro exquisito mundo, indemne
digno se persigna ante el bruto,
ante los juglares de la corte
Labios el único camino que puedo mostrarte
de delicado, largo, lento desmayo
Veinte mil flores desalojadas entre las cenizas

martes, 24 de agosto de 2010

el amor una ballena

El amor una ballena varada entre los semáforos rojos

El amor, una ballena varada entre los semáforos rojos
Un fragmento de abismo depurado en destierro
Una arquitectura de abandono que esquila torpe una ventana abierta
Un artefacto inquietante, dispuesto a estremecer un erial
Un pedazo del buitre derrotado que abona débil
la urgencia de mis ojos de aullido y metamorfosis

El amor este viaje a la inversa, conciencia, gangrena, tránsito
Se construye sobre una minusválida azotea
sobre el contraluz de tinta que trazan los pájaros paraíso
Afila la saliva que oxida exacta la ruina azul de los espejos
Traspasa los restos de este rompecabezas como una medusa
como el escudo de Aquiles

Arrastro su leve perfume, su pedregoso paso, que fue vuelo
Rasuro su pubis, de osamenta sutil que atrapa sorprendido
lo que no tiene sentido
Ni en su remota tristeza infantil se disuelve
Cimiento de caligrafías, de flor tendida su liturgia
El amor es el desnudo perfil sin raíces que descubre
una nube de plomo
Es un árbol podrido cuando se rompe el día sin campana
o sólo un segmento blanquísimo, como la tierra yerma
que perfora, lía y revela, con desvergonzada belleza
el viaje de dilatado espasmo
que se extiende sobre tu helada y exquisita cadera

El amor es la vana quimera que los héroes facturan deslumbrante
Un cadáver que inventa adivinanzas imposibles
Y traza con empeño de hueso y lengua un dibujo de nácar
El amor es la fe que vacía el agua de angostos cenagales
y colma invertebrado de arena, la plaza en la que trabaja Dédalo

Reconozco su escuálida belleza de lobo, legítima y púrpura
El mismo suelo discontinuo
inconfundible de minutos de ciprés
Duro e impecable de perspectivas de un instante
Extenso

Pegada al amor, mundana
humillada como una crisálida marchita
Servida sobre el asfalto y los mesones
sobre el sillón de cuero y los periódicos
Sé, que ha llegado el momento de cruzar esta frontera rigurosa
y en este instante de invernadero, de barra de bar
recuerdo a los niños rotos, incendiados de guerra
capaces de percibir la noche densa que se despeña
como una espada
Ellos son, no tengo duda
la levadura que comprende la dilatada y ambigua fragilidad de los días

Vamos a jugar a ser enemigos irreconciliables, hierro y colmillo
A ir más lejos con inmortal mala sombra, depósitos de máscaras
El amor efímero, perturbado caparazón
más que una caracola rota
Desfile derrotado de luz dudosa

El no-amor, donde el silencio se hace imposible morada
bombardeo, herrumbre de los días azulísimos
Y al caer la noche es una cama pintada
la frase que araña
Un osario construido de sábanas rotas, derribo, duna inalcanzable

Donde el dolor es insoportable, persistente de lirio y fermento
el no-amor desteje agrios destellos cobre de hilo
fotogramas convexos
El amor un imposible anillo sin savia
sin saliva
El amor el signo que no me descubre
El que maquilla con destreza aquella obligación esencial
construida de sillas plegables, de anciana tristeza, de aurora
Un ocho que estrangula, deshoja orfandad y girasoles
Hilvana jadeantes mieses sobre el retrovisor

Mi ceguera engulle un infinito catálogo de naves
y me muerde mientras baja la escalera.

domingo, 22 de agosto de 2010

Leal es la herida que inflige el amigo”
Proverbios 27:6.


…nadie es preciso en su elección al momento de hacer, … y mucho menos es preciso en sus juicios…



Dante en “El Convivio” señalaba la existencia de cuatro niveles de interpretación del texto poético, que van desde el literal, hasta el místico, pasando por el retórico y el filosófico. De ahí que la poesía, o lo que los críticos tienen a bien llamar poesía, venga dotada de una doble oscuridad que es necesario señalar y conocer, aunque dicha duplicidad sea incomunicable, propiedad exclusiva de cada lector. La primera sería la oscuridad de lo místico o anagógico: esta es la oscuridad del silencio, de lo intransferible: de aquello que nos devuelve a los orígenes del logos al anularlo. La segunda, la oscuridad de la estupidez, es decir, aquella que proviene del hacer de la oscuridad un método, cuando no tiene nada que decirse. Y es ahí donde el lector hace su apuesta, si leal al espíritu de engreimiento que posee la época elige la obscura estupidez, o si por el contrario asume el riesgo de perder realidad, y enfrentarse a niveles de verdad no ordinarios de la mano alada del poema.

Como bien sabía Louis Aragón, el poema no depende del método empleado al escribirlo pues cualquiera puede escribir estupideces usando métodos surrealistas o románticos, e incluso negándose a tener método alguno y remitiéndose a la vieja, y siempre vigente y necesaria inspiración…Y como la verdadera inspiración nada tiene que ver con lo que llaman sensibilidad, ese alarde de adjetivos, interjecciones y lugares comunes adobados con alguna que otra lágrima por lo general mentida, naciendo en cambio de la memoria y el deseo…Y sin embargo, vemos como pululan los “inspirados”, los “sensibles”, mientras asistimos a la dolorosa extinción de los poetas: métodos de dura retórica suplen la visión y la magia, y la voz del bardo invocada por Blake, es apenas mercancía en las tribunas del espectáculo que niegan la historia de la poesía, su intemporalidad, lo que de vínculo con lo sagrado tiene la tradición poética de occidente. La poesía… es obscura, porque se niega a ser estúpida, porque abandona el método y vuela sola e inmóvil, como el canto del chamán: lo incomprensible es el código al que se traduce el milagro de la vida: imagen tras imagen

Porque ahora lo comprensible, lo fácil y el aplauso van de la mano, la obscuridad del místico, se convierte en rebelión y resistencia contra los mercaderes del sentido, los banales traficantes de significados manidos: “¿Si estás aquí/ la libertad no existe?” Es la oscuridad que canta la necesaria presencia del otro, el centro del mundo restaurado en forma de silencio.

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” Esto dice Santiago 1:22. Exhortación válida en estos tiempos en que la belleza es algo que sucede afuera de nosotros, y a lo que se accede por simple imantación: moda, lugar común o confusión. Pero hacedores de la palabra, es decir lectores, podemos atravesar el mundo y encontrar la poesía en toda manifestación del hombre, en toda sincronicidad, en toda visión: hacer de la belleza carne y sangre, asombro que nos acompaña siempre y no sólo de modo incidental de un estímulo artístico.

Daniel Ricardo Jiménez Bejarano.
Yermo de Nuestra Señora.
http://www.enfocarte.com/5.26/jaramillo.html
Mayo y 2001.