domingo, 29 de mayo de 2011

As-sumut IV


 Eres lo que leo en los periódicos,
Barcas a la deriva, sudarios niño,
la luz esquiva.

Porque tú me amas amado,
mi voz se torna hermosa y nada entre los semáforos,
sobre el asfalto, como si tuviera alas de alambre.
Como si fuese neón o el delgadísimo espacio entre las manos.
Como el río que me viste,
o la malla oxidada, médula de residencia.
Por que tú me amas hay silencio.
Todo se transforma,
las horas, la distancia, los kilómetros.
Cada llamada es carne que labra sustancia.
Extiende dilatados puentes,
suspendidos en la respiración acompasada de las velas.

Tu voz:
aliento diesel, criba.


lunes, 9 de mayo de 2011

Jueves



No te precipites, nos cubren las caracolas
las fulgurantes estrellas que amó Vincent,
las que navegaban sobre el ala de su sombrero.
Rigurosas acunan mortíferos pájaros.
Pálidas sobre todos los velos…
en el aire, sobre mi el alma
a hombros de un ciprés blanco.

No te precipites, háblame desde la calma.
No estoy hecha para los soberbios,
Sólo para los brazos amantes.
La belleza no es nada, hábiles y suaves pupilas.
Desfile incesante de andamios miedosos.
Esas alas de cera que da el mercado
suspiran, enferman el viento con su inmenso jadeo.
Me dañan.

No te precipites, tómame como un trozo de pan caliente.

Yace a mi lado
Sobre un jueves de eterna madrugada
Ahora, sobre una noche estrellada
piel, saliva, poema, pintura, música
o sólo voz
o sólo nada. . .
Más que nada
abrazo
te quieros que se hunden
empapándolo todo,
dentro.
Amamantándome.