martes, 24 de agosto de 2010

el amor una ballena

El amor una ballena varada entre los semáforos rojos

El amor, una ballena varada entre los semáforos rojos
Un fragmento de abismo depurado en destierro
Una arquitectura de abandono que esquila torpe una ventana abierta
Un artefacto inquietante, dispuesto a estremecer un erial
Un pedazo del buitre derrotado que abona débil
la urgencia de mis ojos de aullido y metamorfosis

El amor este viaje a la inversa, conciencia, gangrena, tránsito
Se construye sobre una minusválida azotea
sobre el contraluz de tinta que trazan los pájaros paraíso
Afila la saliva que oxida exacta la ruina azul de los espejos
Traspasa los restos de este rompecabezas como una medusa
como el escudo de Aquiles

Arrastro su leve perfume, su pedregoso paso, que fue vuelo
Rasuro su pubis, de osamenta sutil que atrapa sorprendido
lo que no tiene sentido
Ni en su remota tristeza infantil se disuelve
Cimiento de caligrafías, de flor tendida su liturgia
El amor es el desnudo perfil sin raíces que descubre
una nube de plomo
Es un árbol podrido cuando se rompe el día sin campana
o sólo un segmento blanquísimo, como la tierra yerma
que perfora, lía y revela, con desvergonzada belleza
el viaje de dilatado espasmo
que se extiende sobre tu helada y exquisita cadera

El amor es la vana quimera que los héroes facturan deslumbrante
Un cadáver que inventa adivinanzas imposibles
Y traza con empeño de hueso y lengua un dibujo de nácar
El amor es la fe que vacía el agua de angostos cenagales
y colma invertebrado de arena, la plaza en la que trabaja Dédalo

Reconozco su escuálida belleza de lobo, legítima y púrpura
El mismo suelo discontinuo
inconfundible de minutos de ciprés
Duro e impecable de perspectivas de un instante
Extenso

Pegada al amor, mundana
humillada como una crisálida marchita
Servida sobre el asfalto y los mesones
sobre el sillón de cuero y los periódicos
Sé, que ha llegado el momento de cruzar esta frontera rigurosa
y en este instante de invernadero, de barra de bar
recuerdo a los niños rotos, incendiados de guerra
capaces de percibir la noche densa que se despeña
como una espada
Ellos son, no tengo duda
la levadura que comprende la dilatada y ambigua fragilidad de los días

Vamos a jugar a ser enemigos irreconciliables, hierro y colmillo
A ir más lejos con inmortal mala sombra, depósitos de máscaras
El amor efímero, perturbado caparazón
más que una caracola rota
Desfile derrotado de luz dudosa

El no-amor, donde el silencio se hace imposible morada
bombardeo, herrumbre de los días azulísimos
Y al caer la noche es una cama pintada
la frase que araña
Un osario construido de sábanas rotas, derribo, duna inalcanzable

Donde el dolor es insoportable, persistente de lirio y fermento
el no-amor desteje agrios destellos cobre de hilo
fotogramas convexos
El amor un imposible anillo sin savia
sin saliva
El amor el signo que no me descubre
El que maquilla con destreza aquella obligación esencial
construida de sillas plegables, de anciana tristeza, de aurora
Un ocho que estrangula, deshoja orfandad y girasoles
Hilvana jadeantes mieses sobre el retrovisor

Mi ceguera engulle un infinito catálogo de naves
y me muerde mientras baja la escalera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Natacha, el color de tus ojo me llama mas la atenció que esta foto. Adios Preciosa