…y huye de mí, mi
sombra tatuada
Como
un peine hecho de rosas y desembocadura
Queda
la voz inacabada.
Ignorando
la señal de partir, que me prolonga.
Saetas
estos ojos que oculto, a todas horas tumulto.
Como
el humo, náufraga lacustre sin nombre.
Sólo
respiración.
Me
apoyo en ti, como en un edificio de lengua, de gruesas gotas,
en
tu cabello pulido, blando dardo.
Deslizándome
en fundentes hierros, en virtud de tu esencia.
Y
sólo veo pasar la noche desnuda y transparente, compasiva.
Al
otro lado, los litorales, las axilas heridas, la sangre.
Los
pájaros tejen un sonido pulcro y enmarañado, anónimo
ataúd.
Reclinada
sobre los pies de una casa de nadie,
me
parto, sobre la mesa, sobre tu retrato,
casi
como un enemigo que arde.
Combatiente denso.
Placenta tallada entre carcajadas y puñales.
Si
hubiera…si pudiera abrir tu mirada impalpable, geografía,
Muerdo tantas
ramas sin intervalos,
como
masticar amor entre cristales.
Si
pudiera ser sin sombra, como un penco bruto.
Pero
no, cada hoja que cae de fangosa identidad
mansedumbre
palpándome, recuperada geológica y glacial
inmortaliza
exactitud, diamante identidad.
Jacinto
descubierto como el ala de un insecto
Estéril
y recobrado, aún animal nocturno,
Sueños
como venas de agudos esquistos
y me detengo para alzar el vuelo.
Y
huye de mi, mi sombra tatuada y su humedad vastísima.
Lunar
desconcierto me cerca,
Más
sola que antes, dividida, animal exterior
Rendida la noche sin saliva.
1 comentario:
Muy bueno.
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