Porque yo te tengo,
las piedras paren abrumadas redes,
los pozos que habitan en la tierra de los pájaros,
las orillas y las máquinas
cantan conmigo.
Titánicas, las aceras derraman coaguladas amapolas menstruales.
El impío dolor que antes estrangulaba la luz,
se diluye mutilado y entumecido.
Eres la piel con la que se despierta el día.
Tierra de labor o mosaico almohade,
esponja.
O la huerta húmeda sembrada de palabras,
de rosas inmensas de mi edén.
O el combatiente pájaro de la noche.
Estás hecho de las delgadas lenguas,
que tejen leales la urdimbre del paño que respiro.
No puedo pesar los pétalos de mi camisa enamorada.
Cardinal, esencial o sólo piel.
Todo incendio.
Necesario o sólo pasos,
que enhebro como una infusión que despierta.
4 comentarios:
Gracias por compartirlo conmigo, Natacha. Un abrazo.
Me despiertas con tus palabras en pasos de sensibilidad...
DELICIOSOOOO , gracias.
Dominas el lenguaje de una manera abrumadora, ¡impresionante!.
Saludos
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